Hace dos décadas estaba en medio de mis estudios para lograr la licenciatura en la carrera de Derecho, luego de una revisión reciente de los currículos de las principales Escuelas de Derecho en la República Dominicana terminé con la mortificación de notar que no mucho ha cambiado en la oferta académica desde los años en que la cursé. Las universidades en nuestro país deben considerar una actualización significativa del currículo de Derecho, y quizás en otras carreras, para ir preparando a sus estudiantes a un ambiente profesional que está entrando en un período acelerado, y quizás permanente, de cambios.
La pandemia ha impulsado cambios institucionales en el sector público y privado que sin ella es probable que hubieran tomado muchos años, pero que hoy son una realidad presente o irremediablemente de corto plazo. Muchos de esos cambios impactan directamente en la forma en como la próxima generación de graduados universitarios, incluyendo de la carrera de Derecho, ejercerán sus profesiones.
La intervención de abogados en la elaboración de documentos de naturaleza legal de cualquier naturaleza, desde contratos hasta escritos de defensa, cada vez será menor, el análisis para la estructuración legal de proyectos o la elaboración de estrategias de defensa requerirán cada vez menos acción de un abogado humano, los procesos de formalización de documentos y garantías tenderán a ser cada vez más automatizados, los procesos de debida diligencia legal y de cumplimiento normativo tenderán a ser robotizados.
En este escenario el rol de los abogados debería tender a evolucionar a dar mayor soporte en la construcción de procesos y sistemas para la demanda de soluciones legales de sus clientes de cualquier naturaleza. Sin embargo, los graduados con una licenciatura de Derecho están saliendo con escasos conocimiento en procesos organizacionales, sistemas, tecnología e implementación de proyectos, lo que podría les podría representar una laguna de conocimiento importante al tipo de ejercicio profesional que les esperará.
Adicionalmente, nuestras universidades aún tienen la oportunidad de incluir en la currícula aspectos como administración enfocada para abogados y oficinas de abogados, de forma que sus graduados adquieran conocimientos en la gestión del capital humano y de la gestión de organizaciones, lo que no sólo le sería útil para la gestión de sus propias firmas, pero también en la forma como abordan las soluciones legales para sus clientes.
El ejercicio profesional, incluyendo en la carrera de Derecho, está cambiando radicalmente con la adopción de nuevos desarrollos de la tecnología, muchos profesionales activos están en riesgo de quedar rezagados por estos cambios pero debemos apretar con mayor urgencia para evitar que los profesionales recién graduados no empiecen con ese rezago y que eso no solo suponga una desventaja para ellos, sino para la economía dominicana que cada vez más va a requerir de profesionales capaz de adaptarse a los cambios tecnológicos y organizacionales.
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