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Writer's pictureOrlando Gomez

La República Dominicana está en medio de un fuerte brote de dengue que ya se perfila a exceder la cantidad de afectados por esta enfermedad en cualquier año de la era post-COVID. El dengue es parte de la realidad de nuestro país, y esta va a tender a empeorar en el tiempo como resultado de los efectos del cambio climático, salvo que hagamos algo radical para evitarlo. En esta ocasión propongo hacer de nuestro país el laboratorio para la erradicación del dengue creando las condiciones legales, logísticas y económicas para estimular la investigación y desarrollo de métodos preventivos, paliativos y curativos enfocados a tal fin.


Actualmente hay varias vacunas para el dengue en distintas etapas de implementación, de hecho ya hay 2 autorizadas para su uso limitado en personas con ciertas condiciones específicas. Partiendo de la experiencia con las vacunas del COVID-19, podemos anticipar que el acceso y el costo a estas vacunas va a ser un problema para nuestro país, es por ello que debemos estimular a empresas farmacéuticas a que empiecen a desarrollarlas y producirlas aquí con un régimen legal y fiscal más competitivo para esa industria.


También podemos dar el paso para atraer el desarrollo de estudios biológicos y genéticos para disminuir la capacidad de transmisión de la enfermedad por el mosquito aedes aegypti. Alrededor del mundo se han venido realizando experimentos utilizando bacterias sobre los mosquitos o creando mosquitos modificados genéticamente para reducir o completamente eliminar la capacidad de estos para transmitir la enfermedad. De igual forma, también hay experimentos que buscan reducir de forma masiva la población de mosquitos alterando genéticamente su capacidad de reproducirse, aunque esta es un poco más delicada ya que es difícil determinar el impacto que eliminar los mosquitos por completo podría tener en el ecosistema.


Para estimular que todos estos proyectos y estudios se realicen en la República Dominicana debemos tener un marco legal, fiscal y financiero que estimule esa presencia. Teniendo en cuenta que el elemento financiero pudiera ser el más complejo de implementar, dada la naturaleza experimental de este tipo de desarrollos, podríamos atraer el financiamiento de organismos multilaterales para hacerlo posible. En la medida que los efectos del cambio climático sigan extendiéndose en el planeta, las enfermedades tropicales tenderán a extender sus fronteras hacia zonas donde hoy predominan climas templados, por lo que mitigar o erradicar estas enfermedades ahora es en el interés de las países desarrollados que eventualmente se empezarán a ver seriamente afectados por estos cambios.


Establecer en la República Dominicana las condiciones para estimular los desarrollos y avances de medidas preventivas, paliativas y curativas del dengue pudiera servir como un primer paso para establecer una cultura local de innovación en medicina, biología y genética que hoy puede empezar a atacar a nuestro cotidiano problema del dengue, pero que igual podría ser replicado hacia otras enfermedades como la malaria, el zika y la chikungunya y convertirse en nueva exportación nuestra hacia el resto del mundo.


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