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Writer's pictureOrlando Gomez

Continuando un poco el hilo de la propuesta anterior en la que sugerí la introducción de una ley de registros de agentes extranjeros a los fines de que las personas que actúan por cuenta de Estados o empresas del exterior se registren y transparenten su condición, en esta ocasión debemos poner los ojos sobre los medios de prensa y los generadores de contenido. Toda persona que genere o participe en la generación de contenido de cualquier naturaleza en la República Dominicana debe indicar de forma razonablemente prominente dentro de dicho contenido si ha recibido algún beneficio para realizar, patrocinar o promover dicho contenido.


Si bien esta propuesta deriva de lo ocurrido en Estados Unidos donde el Departamento de Estado afirma que varios generadores de contenido recibieron dinero de agentes rusos para realizar ciertas publicaciones, ilustrando el enorme peligro que subyace en este problema, en la República Dominicana es un secreto a voces el hecho de que ciertas publicaciones tanto en los medios alternativos así como en la prensa tradicional se realizan a cambio de un beneficio para el que genera, publica o difunde el mismo.


Una ley de transparencia de medios y contenido debería enfocarse en exigir de los creadores de los mismos a divulgar cualquier vínculo así como cualquier beneficio concreto o potencial ofrecido a cambio de realizar, publicar o difundir el mismo. Esto debe ser realizado dentro del mismo contenido de una forma clara y razonablemente prominente de modo que los consumidores del mismo estén informados de que el contenido se presenta a cambio o gracias a algún beneficio ofrecido por un tercero, debiendo distinguirse este tipo de “asistencia” a la que se recibe de patrocinadores ordinarios. 


Por supuesto, esto debe realizarse sin que pueda ser interpretado como una brecha al secreto profesional y la protección a la fuentes noticiosas de los periodistas. Revelar pagos o beneficios por la divulgación de contenido sirve para, por un lado, transparentar ante los consumidores los entes o personas con un interés excepcional en que este ese contenido les sea transmitido por conducto de dicho medio, y por el otro lado, permitir el escrutinio público de dicho interés.


En esta época donde el público está expuesto a un bombardeo constante de todo tipo de contenido noticioso, de opinión y de otras naturalezas, y existe una industria orientada hacia la desinformación, combatirla con transparencia es la mejor solución. Si los generadores de contenido no van a ajustarse a algún estándar ético medianamente razonable, estos deben estar sujetos a cuanto menos una obligación razonable de transparencia.


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