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Writer's pictureOrlando Gomez


Como indicara en mi artículo anterior, a raíz del triste evento ocurrido el pasado 13 de julio en Pennsylvania es muy probable que Trump se convierta en el Presidente de los Estados Unidos a partir del año que viene. La implementación de las políticas anunciadas por el candidato republicano y sus allegados vendrán con consecuencias potencialmente negativas para el mundo y la República Dominicana para las cuales debemos empezar a prepararnos. La semana pasada vimos los potenciales efectos de las políticas inflacionarias de Trump, en esta ocasión consideramos las consecuencias de un Estados Unidos más enfocado en si mismo y con menos disposición a colaborar en problemas regionales y globales.


Uno de los focos centrales de la primera presidencia y la actual campaña de Trump ha sido la reducción y reestructuración de muchos de los órganos y agencias del gobierno de los Estados Unidos, y la asistencia que estas brindan a terceros países. La reestructuración del gobierno federal bajo el manto “America First” va a implicar la reducción en la colaboración de muchas de las agencias con países como el nuestro y en algunos casos su probable eliminación. 


Para prepararnos a esa contingencia la República Dominicana debe poder afirmar su total autonomía en múltiples temas que van desde la seguridad interior, la persecución del crimen organizado, la inversión en proyectos de desarrollo hasta la preparación para enfrentar eventos epidemiológicos y sobre el estudio y análisis de eventos geológicos y atmosféricos. Hoy nuestro país recibe asistencia de órganos como el Departamento de Estado y el Departamento de Justicia de los Estados Unidos así como agencias que van desde la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica, el Servicio Geológico de los Estados Unidos, hasta la USAID, que es probable que a partir de que Trump asuma la presidencia esa asistencia o colaboración sea sustancialmente reducida o eliminada.


Debemos hacer mayores inversiones en la detección y monitoreo de fenómenos atmosféricos y geológicos en el país y nuestra región y desarrollar respuestas a esas contingencias. Adicionalmente debemos revisar y fortalecer nuestros protocolos de respuesta a eventos epidemiológicos en forma que sean efectivos pero menos dependientes de agencias extranjeras, incluyendo la OMS. Esto implica robustecer nuestras instituciones locales con más recursos y capital humano capacitado para que pueda asistir en el desarrollo de planes de monitoreo y respuesta a este tipo de eventos.


Por su lado, para suplir una eventual reducción en asistencias y créditos para el desarrollo se debe considerar capitalizar el BANDEX sea invitando la inversión directa de la banca nacional dentro de su capital accionario o emitiendo acciones en nuestro mercado de valores, a los fines de que dicha entidad pueda expandir de forma agresiva su cartera de crédito e inversión. Así mismo el BANDEX debería iniciar un programa de titularización de sus créditos e inversiones para mantener una alta liquidez y disponibilidad de fondos e incluir a los fondos de pensiones en el crédito al desarrollo.  

 

Bajo una eventual presidencia de Trump es previsible que esta dará poca importancia a su “soft power” que en gran medida de sostiene de este tipo de iniciativas, es por ello que será crítico para países como el nuestro poder ser autónomos ante estas necesidades y aprovechar el vacío que estaría dejando Estados Unidos para que, una vez desarrolladas esas capacidades internamente, podamos extenderla a nuestros vecinos inmediatos. 


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