La economía dominicana es predominantemente de servicios y la mayoría de la inversión en desarrollos que se realizan en el país se enfocan a mejorar modelos de negocios y mejorar o diseñar softwares que complementen al servicio. Atendiendo esto, propongo la aceptación legal de las patentes de modelo de negocios y de software, de modo que nuestra legislación de Propiedad Intelectual se asemeje más a las de otros países y no nos siga manteniendo en una desventaja competitiva.
Sólo en el año 2020 el Bank Of America sometió 722 patentes para proteger sus desarrollos en Inteligencia Artificial, Machine Learning y Seguridad de la Información, lo que es una continuación de la tendencia de los bancos a transformarse en compañías de tecnología. Esa transición en nuestro país está siendo retrasada en parte porque los bancos dominicanos no pueden hacer lo que Bank Of America y todos los bancos en Estados Unidos han estado haciendo, patentizando sus desarrollos tecnológicos.
Estados Unidos, así como muchos otros países incluyendo los que componen la Unión Europea y China, han venido reconociendo las patentes de modelos de negocios, las cuales se han extendido en su uso para patentizar desarrollos a través de programas de computadora. En República Dominicana este tipo de patentes están expresamente prohibidas, lo que nos pone en una desventaja severa en el desarrollo de técnicas y sistemas innovadores empleando tecnología.
Actualmente las empresas dominicanas tienden a proteger sus desarrollos tecnológicos como secretos comerciales, lo que les limita al tratar de vender y desarrollar aplicaciones a escala que puedan salir de sus sistemas internos y ser ofrecidos a sus clientes externos, para el beneficio del resto de la economía. La posibilidad de proteger sus desarrollos mediante patentes podría cambiar esto.
Por supuesto, existen múltiples argumentos técnicos en contra y a favor de extender la protección de patentes a modelos de negocios y software que podrían entretener a los especialistas en Derecho de Propiedad Intelectual por días, y que podría recoger en otro artículo debido a lo técnico y complejo que realmente es el tema. Y reconozco que la minucia detrás de los detalles de la admisibilidad de este tipo de patente debe ser atendida. Dicho esto, debemos partir de la realidad de que el país no puede seguir poniéndose un palo en su propia rueda cuando ya otros países se han venido alejando de estas restricciones.
El futuro de las economías del mundo se está orientando al desarrollo de tecnologías, primordialmente software, para agregar valor y calidad a los clientes. En República Dominicana en la medida que pongamos menos trabas a ese desarrollo más beneficios podremos obtener de ellas, alinearnos a esta nueva tendencia internacional en el tratamiento de la Propiedad Intelectual sólo tenderá a beneficiarnos en el mediano y largo plazo.
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