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Writer's pictureOrlando Gomez

Updated: Jun 23, 2022


Desde la promulgación de la Ley 147-02 sobre Gestión de Riesgos, la República Dominicana ha venido haciendo importantes avances en la forma como mitiga, gestiona y da respuesta a desastres y en la forma como identifica riesgos potenciales. Sin embargo, es tiempo de que empecemos a acelerar el pilar de comunicación y alerta a la población, para que esta sea instantánea y continua en beneficio de los ciudadanos y los negocios en sus tomas de decisiones.


Las oportunidades de mejora en el manejo de la información que es compartida a la ciudadanía son notorias en ejemplos recientes de desastres tales como el terremoto en Haití, la tormenta Fred y, por supuesto, la pandemia. El Estado se ha notado reactivo en la forma como comunica a la ciudadanía la ocurrencia de estos eventos, indicar sus recomendaciones y en facilitar información detallada para que todos podamos tomar decisiones.


Debemos tener un sistema y protocolos definidos para poder comunicar de forma oportuna y masiva los eventos de riesgo de forma que los ciudadanos podamos actuar con tiempo adecuado a los mismos. El mecanismo de alerta temprana de terremotos y tsunamis de Japón puede servir como modelo, para un mecanismo de alerta más extensivo que incluya otros elementos de riesgo como tormentas, huracanes, deslizamientos de tierra, incendios, etc.


La elaboración de este sistema debe apuntar a la interconexión de los distintos organismos de seguridad, salud y atención de emergencias del Estado a un punto que luego pueda transmitir las informaciones y recomendaciones apropiadas a la ciudadanía por radio, televisión y más importante aún, las redes móviles.

Partiendo de lo anterior es probable que la mejor forma de construir un sistema de esta naturaleza como una alianza público-privada con las principales empresas de telecomunicación del país, que tendrían que incluir de forma gratuita para sus usuarios las aplicaciones o interfase en todos los dispositivos a los que sirven, de forma tal que esto tenga el mayor alcance posible.


Por supuesto, esto requerirá una inversión alta en dispositivos de detección y alerta temprana como radares, sismógrafos y sensores que puedan generar las alertas. Pero considerando los efectos que tendrá el cambio climático en nuestra isla, no hacer ese tipo de inversiones empieza a lucir como una locura.


La implementación de este tipo de sistemas complementa el tema general de muchas de estas propuestas de acercar más al Estado y sus servicios a los ciudadanos, que debe ser una estrategia de corto y largo plazo para la consecución de muchos objetivos del país. Establecer un sistema de alerta temprana para todo tipo de desastres será fundamental para poder manejar los retos que vendrán en lo adelante.


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